Sentida donación de maquinarias para conformar un taller productivo en una de las cárceles de San Martín

La esposa de un ingeniero de la localidad bonaerense de Bella Vista donó costosas maquinarias al Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) para que se instalen talleres productivos en cárceles, un deseo y pedido que había solicitado el hombre antes de fallecer en enero pasado.

Con una grúa, personal penitenciario se presentó este martes en la casa de Mónica Rearte de Ribera para trasladar las maquinarias para producir grampas corrugadas y llevarlas a una de las cárceles bonaerenses ubicadas en la localidad de General San Martín.

Las máquinas fueron destinadas a la Unidad 48 del SPB, donde próximamente se pondrá en funciones un taller productivo y se formará en oficios a las personas privadas de la libertad.
Autoridades de la Subdirección General de Trabajo Penitenciario se ocuparon de la gestión con Mónica, una abogada jubilada, y el proyecto para que las máquinas del ingeniero Juan Carlos Ribera formen parte de un programa de inclusión social dio un avance significativo.

Cabe destacar que desde el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires se impulsa el programa “Más Trabajo, menos Reincidencia”, que busca dotar de oficios a las personas privadas de libertad para una inclusión social en el mundo laboral una vez que cumplan sus condenas.

Esta donación se suma al programa tratamental y los internos de la Unidad 48 podrán acceder a nuevas experiencias de capacitación y producción.

Mónica explicó el origen de las maquinarias. “Se trata de un invento de mi suegro, Enrique Ribera, un inmigrante que llegó a Argentina en 1920 cuando tenía 23 años”.
“Con las máquinas producían a granel grampas corrugadas para unir las maderas y confeccionar cajones de frutas, mesas, sillas y otros artefactos como muebles de algarrobo. Con esa empresa se pudo mantener la familia económicamente, y mi esposo, continuó con el emprendimiento”, agregó Rearte.

Juan Carlos Ribera murió el 2 de enero pasado a los 77 años, y en charlas con Mónica pidió que las máquinas sean donadas a un lugar donde la gente pueda aprender oficios.
Para Mónica, quien fue vicepresidenta segunda del Colegio de Abogados de San Martín, fue un momento emotivo concretar la donación luego de la gestión con las autoridades del Servicio Penitenciario Bonaerense.

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