Al momento de elegir un calzado no solo debemos pensar en su utilidad sino también en que sea cómodo y nos brinde el confort y la seguridad que necesitamos. Las propiedades de los calzados, y con ello nos referimos a la ergonomía del producto, a su concepción y diseño, deben ajustarse a la actividad que se lleva a cabo.
En nuestro día a día realizamos algunas tareas que son estáticas y otras dinámicas. Cuando uno permanece estático, ya sea de pie o con movilidad reducida por un tiempo prolongado, se encuentra en bipedestación. Este factor, aumenta la presión venosa en miembros inferiores, a la vez que la falta de movilidad de la planta del pie estimula en menor medida el retorno venoso, y la suma de ambos factores puede generar la aparición de várices. Como consecuencia, esto puede provocar dolores de espalda y cuello. Además, existen condiciones agravantes, como pisos o superficies duras, rígidas o en mal estado.
Por este motivo, un calzado confortable diseñado con ergonomía, a través de su suela y plantilla, logra una amortiguación y confort anatómico, estimulando y mejorando la circulación sanguínea, previniendo la fatiga muscular y el cansancio en los pies. Por caso, los calzados más livianos y flexibles suponen menor gasto de energía en su uso y por ende, no generan tanto cansancio y brindan mayor confort y bienestar. Un calzado confeccionado con materiales que permitan el intercambio de humedad y temperatura, desde adentro hacia afuera, logra propiedades saludables en el estado de los pies.
Por otra parte, cuando realizamos actividades dinámicas tenemos que pensar en un calzado confortable diseñado con ergonomía, que logre bajo peso y mayor flexibilidad en la suela, ya que mejora la performance de la rutina, el bienestar y la calidad de vida a corto, mediano y largo plazo. Una persona al caminar levanta el propio peso del pie y el peso del calzado, así como también realiza fuerza de flexión del antepie.
La Organización Mundial de la Salud recomienda caminar 10 mil pasos al día, que se traduce en una distancia de siete kilómetros aproximadamente. Si bien caminar es saludable y recomendable, debe hacerse con el mayor confort posible, sin generar cansancio y molestias.
A continuación, se enumeran cinco propiedades que hay que evaluar a la hora de elegir un calzado:
- Funcionalidad: que permita realizar la actividad para la cual fue creado;
- Comodidad: lograr algo de manera ágil, rápida y fácil;
- Seguridad: debe brindarnos protección. En el caso de los calzados de seguridad, que estén certificados bajo norma IRAM 3610;
- Novedad: que llame la atención, debe gustarnos lo que percibimos;
- Bienestar: experimentar una sensación de alivio, disminuir el esfuerzo y cansancio.
Algunos calzados están diseñados para moverse y trabajar cómodamente durante todo el día, reúnen las propiedades ergonómicas de un calzado de seguridad, pero con tecnología que comúnmente se aplica en zapatillas deportivas. Tal es el caso de Voran SportSafe, un calzado que ofrece seguridad, capacidad de respuesta, comodidad y flexibilidad. La entresuela está fabricada con Infinergy® de BASF, un material de alto rendimiento líder en el mundo y utilizado por diferentes marcas de calzado deportivo y de trabajo a nivel mundial. Potencia el calzado de seguridad con un retorno de energía aprobado por atletas.
*Asesoró: Paolo Bandeo, ergónomo certificado nivel senior y miembro de la Asociación de Ergonomía Argentina.