Discurso del Presidente Javier Milei en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Washington D.C.
Buenos días a todos. O como diría en otras presentaciones mías: “Hola a todos”
Básicamente – en primer lugar – quiero dar las gracias por invitarme a disertar sobre las características de lo que es el modelo argentino y, básicamente, la presentación tiene 4 partes: hay una primera parte que tiene que ver con lo que nosotros llamamos la base moral del modelo y que son los lineamientos sobre los cuales se guía la política, en general, y la política económica, en particular.
Una vez que exploramos esto en definiciones abstractas planteamos como el contracaso lo que hizo Argentina, durante los últimos 100 años. Y qué fue lo que lo hundió; una vez, que uno comprende esta relación nos encontramos con los datos de inicio y con las políticas que implementamos Y a partir de ahí, damos las explicaciones sobre cómo consideramos que vamos a generar crecimiento económico.
En ese sentido, la base de nuestro modelo es la idea del liberalismo, acorde a la definición de nuestro máximo exponente de las ideas de la libertad de toda la historia, que es el profesor Alberto Venegas Lynchi (hijo), que señala que el liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión y en defensa del derecho a la vida la libertad y a la propiedad, cuyas instituciones son la propiedad privada; los mercados libres de intervención estatal; la competencia, entendida como un proceso de entrada y salida, no en la idea neoclásica, sino en la idea austríaca, de la división del trabajo y la cooperación social y este es un sistema, pues el éxito en lo económico deriva de servir al prójimo con bienes de mejor calidad y a un mejor precio. Este este sistema, que parece abstracto, la realidad es que aplica distintos componentes, de todas las áreas de la política, y – hoy – nos vamos a focalizar sobre la cuestión económica. Concretamente lo que voy a hacer, ahora, es describir cómo ha transcurrido la decadencia argentina y en eso – básicamente – mostraré cómo Argentina, sistemáticamente, ha destrozado estos conceptos y cómo sistemáticamente nos hemos alejado del paradigma liberal, lo que ha convertido a Argentina en una catástrofe.
Sí, está tremendo ese teléfono. Es el mío. Les cuento qué pasa, pues hemos anunciado que lo íbamos a transmitir por mi canal, de Instagram, y siempre hay un imbécil malnacido, porque el que está haciendo esto sabe lo que está haciendo y sabe que está interrumpiendo la charla, o sea no es que no lo sabe, pero Argentina es así: tiene a un montón de cabeza de termos que hacen este tipo de cosas en algunos casos. Les decimos cabeza de pulpo ¿saben por qué cabeza de pulpo? Pues porque el pulpo tiene su aparato digestivo en la cabeza, con lo cual la tienen llena de excremento; así dicho esto a esos simpáticos que están tratando de interferir y molestar en la conferencia…sabran que en un debate tenia hasta tosedores, asi es que digamos, imagínense qué de Argentina puede esperar cualquier cosa, ahí sigue el cabezas de pulpo y no van a parar porque no quieren que se transmita esto.
Entonces, básicamente, lo que nosotros vemos como los síntomas de lo que fue la decadencia argentina es, por ejemplo, ver como Argentina perdió lugares en términos del ranking del PBI per cápita. Si ustedes toman las estimaciones de Angus Maddison, a fines del siglo XIX, Argentina era uno de los tres países con mayor PBI per cápita del planeta. Era la tierra de la prosperidad, la tierra de la abundancia. De hecho, competía – mano a mano – con los Estados Unidos. Sin embargo, después de ir abrazando paulatinamente ideas de tintes socialista, Argentina se convirtió en una verdadera catástrofe.
Cuando nosotros llegamos al poder, Argentina estaba claramente debajo del promedio de la tabla. Y, obviamente, eso también se tradujo en un aumento sustancial de la pobreza. Si bien las cuentas oficiales muestran niveles de pobreza – ligeramente – por encima del 40%, la realidad es que eso es un promedio semestral. Y que cuando una variable está en tendencia creciente… si ustedes muestranen diciembre el promedio del último semestre, están subdeclarando la pobreza. No porque se esté mintiendo, sino por una cuestión simplemente metodológica de los promedios. Y además, otra cosa que las estadísticas no reflejan, es que Argentina al haber tenido controles de precios, Argentina estaba sufriendo escasez y eso no queda capturado en los indicadores. Entonces, una de la situación que podría pasar es que para mantenerme saludable, con las estadísticas, podríamos haberlo todo igual; no ajustar nada y – en ese contexto – la gente – estadísticamente – hubiera estado bien pero se hubiera muerto de hambre porque no podría haber comprado nada en el supermercado. Así es que nosotros lo que decidimos fue sincerar la situación, porque – básicamente de esa manera – los productos volverían a aparecer en las góndolas, y ese sinceramiento implicó encontrarnos con 57% de pobres, que es el número registrado, en enero del ‘24.
Por otra parte, la inflación – cuando nosotros llegamos – venía corriendo a más del 1% diario y después se aceleró más, durante la segunda semana de diciembre. La inflación mayorista, que es la que se anticipa, corría al 54% mensual. Yo sé que hay toda una crítica de cuando anualizo este año y digo que eso, anualizado, da 17,000, y básicamente cuando hago esa cuenta dejo en claro los distintos desequilibrios que teníamos. Teníamos un money overhand, que era el doble del que teníamos, previo a la crisis del Rodrigazo, que fue una situación que multiplicó por seis la tasa de inflación. Así es que, por lo menos, teníamos para multiplicar por 12 veces la tasa de inflación. Al mismo tiempo, nos dejaron – en el Banco Central – 4 bases monetarias, que vencían en un día en pasivos remunerados; quiere decir que – en un día – podríamos haber quintuplicado la cantidad de dinero, o sea, con lo cual que quintuplicar los precios no hubiera sido nada extraño al ritmo que traíamos. Además, teníamos vencimientos – en deuda, en pesos – por el equivalente de 90,000 millones de dólares. Por lo tanto, si uno toma todos esos elementos, Argentina, llegar a niveles de inflación del orden del 15,000 al 17,000 por ciento, con toda esa oleada de dinero, hubiera sido bastante simple. Y eso si no hubiera caído la demanda de dinero, lo cual saben que no es cierto. Con lo cual, estas explicaciones no las puedo estar haciendo en público porque, en general, la gente no tiene por qué estar sabiendo de temas de economía, entonces por eso siempre simplifico con la anualización del número.
Por otra parte, esa situación hubiera también implicado un default generalizado porque claramente no hubiéramos podido honrar la deuda en pesos, claramente no hubiéramos podido honrar la deuda comercial y, por lo tanto, no hubiéramos podido honrar la deuda en general, con lo cual hubiéramos tenido un quiebre comercial de la economía y eso hubiera hecho, además todavía, mucho más difícil la situación. Y además, Argentina se enfrentaba a una situación de alta presión impositiva. Entonces la pregunta es ¿cómo llegaron a este desastre? Siendo que ya antes había habido dos hiperinflaciones, y ahí la justificación y para empezar a ver cómo se entrelaza el modelo es lo que – en campaña – yo denominaba el modelo de la casta. El modelo de la casta tiene dos elementos. Obviamente que tiene una frase aberrante de los socialistas que dice: «donde hay una necesidad nace un derecho». El problema es que las necesidades son infinitas y el derecho alguien lo tiene que pagar, y los recursos son finitos. Entonces tenemos un problema de necesidades infinitas con recursos finitos. Es decir, eso – para los economistas – no nos representa un problema porque sabemos que por medio de la economía de libre mercado eso se puede resolver eficientemente. Pero esa no es la solución que le gusta a los políticos. Los políticos prefieren utilizar un método mucho más brutal y violento, llamado justicia social.
La justicia social es una aberración, desde el punto de vista moral y, naturalmente, como era de esperar, va a generar malos resultados. Es decir, porque la justicia… La pregunta es, ¿alguno de los que están presentes acá están a favor del robo? Veo que nadie, claramente, porque de hecho es un pecado, y robar es un pecado; ya lo sabemos desde cuando Moisés bajó del Monte Sinaí y trajo las tablas y una era «no robarás». Y la otra implica un trato desigual frente a la ley. ¿Alguien está a favor de que la gente tenga privilegios y que algunos sean premiados y otros castigados por la ley? Es decir, ¿hay alguien que esté en contra de la igualdad ante la ley? Bueno, la justicia social es aberrante porque es un robo y ya implica un trato desigual frente a la ley. Es decir, frente a dos individuos: a uno le roba su ingreso, parte de su ingreso, y se lo da a otro. Por lo tanto, está el robo y está el trato desigual frente a la ley. Y eso, además, genera un grave problema de incentivos, porque si el que genera la riqueza está siendo castigado y el que patalea y clama porque esto es injusto le dan dinero, entonces el incentivo es a patalear y gritar y quejarse y no trabajar, con lo cual, genera un sistema de incentivos incompatibles con el progreso.
A su vez, también tiene consecuencias en la calidad de vida de la sociedad, pero no ya sólo por su daño en lo económico, sino por el daño en el vínculo entre las personas. Promover y potenciar una sociedad envidiosos hace que el clima – dentro de la sociedad – sea extremadamente hostil. La sociedad vive enfrentada, por una supuesta lucha de clases y, en ese sentido, la calidad del vínculo es muy mala y hay mucha desconfianza, y la sociedad queda hiperpolarizada y lo que reina es el odio. Porque claro hay uno que produce la riqueza y se la roban, y hay otro que dice que tiene derecho a apropiarse de la riqueza del otro. Entonces, es como si se viviera en una guerra permanente y todos por adherir a una mala teoría económica. Como decía Hayek: “Si los socialistas entendieran de economía, no serían socialistas” .Es más, yo les diría, que – la verdad – es que Marx fue desmentido brutalmente, por Eugen Von Böhm-Bawerk, en un libro que se llama: “La conclusión del sistema marxiano”, donde probó todas las inconsistencias del sistema. Marx ya se había dado cuenta, cuando Menger presentó los principios de economía política. Y no sólo eso, sino que además después eso fue vapuleado por Mises, en el libro: “Socialismo”, explicando que el socialismo no podía funcionar por el problema del cálculo económico. Hayek demostró – en “Camino de servidumbre” – cómo las intervenciones derivaban en ese sistema siniestro. Y la realidad es que muchos creen que la evidencia empírica de que el socialismo real no funciona fue, en 1989, cuando se cayó el Muro y, en realidad, la verdadera evidencia que esas ideas no funcionan fue, en 1961, que fue cuando lo tuvieron que construir. Entonces, la pregunta es por qué siguen adhiriendo a esta basura. Si fueron derrotados en la Teoría del valor; fueron derrotados en el diseño de la estructura de la teoría; fueron destruidos en dinámica, en problemas de del cálculo económico, y fueron destruidos por la evidencia empírica. ¿Por qué lo siguen sosteniendo? Porque la Teoría de la explotación, de Rodbertus, es decir la teoría precedente a la teoría de la explotación de Marx, utiliza la teoría del valor trabajo como mecanismo para explicar la explotación. Y esa es la base moral, de ahí es la envidia, el odio y el resentimiento.
Entonces, ahora dicho esto, ¿cuál es la consecuencia del programa de la justicia social? La consecuencia del programa de justicia social es que eso se tiene que corregir con la garra del Estado. Es decir, ellos no creen en la mano invisible del mercado. Ellos creen en la garra del Estado. Creen en robarle a alguien para darle a otro. Es decir, como si tuviera algún justificativo. Es decir, a título de qué. O sea yo quiero ser caridad con este grupo… Lo voy a hacer así: yo quiero hacer caridad con este grupo, el que está a la izquierda, robándole al grupo que está a la derecha. Entonces, yo vengo, les pongo una pistola en la cabeza y les quito el dinero para dárselo a ellos. Es una cuestión aberrante. ¿Cómo voy a hacer para explicarle a este grupo, que les estoy robando para ser beneficencia? La caridad no es a punta de pistola. La caridad tiene que surgir naturalmente, no por la violencia. Esto sólo lo puede resolver el mercado, pero ellos no creen en eso. Entonces, la justicia social, cuando arranca, ¿cómo se manifiesta? Como déficit fiscal, como aumento del gasto público. Y, entonces, ahora viene el problema de cómo lo financiamos. Porque es un poco violento estar poniéndole a este pobre grupo, la pistola en la cabeza. Entonces, ¿qué es lo que hace, además un político, cuando es populista? O sea trata de que el costo lo pague otro y que nadie lo vea. Por ende, lo primero que utiliza como herramienta un político, ¿qué es? El endeudamiento. ¿Y por qué hace eso? Porque el endeudamiento son impuestos futuros. Entonces, la fiesta de hoy, que va a disfrutar este grupo – que además no tengan dudas que todos van a votar al político que haga eso, que además son más que este grupo que está acá – significa que es profundamente inmoral porque le están pasando la cuenta de la fiesta, de hoy, a las generaciones futuras. Es decir, hay gente que todavía no nació y tiene que pagar esta fiesta. Es decir, tomar deuda es absolutamente inmoral. Por eso es innegociable en nuestra política económica el déficit cero. El déficit cero no se toma así porque sí. Es una definición moral, es más allá de la macroeconomía, es una cuestión moral. No se le puede estar cargando el costo de la fiesta actual, a las generaciones futuras. Y de hecho, todos saben, nosotros estamos trabajando en un programa para conseguir nuevos financiamiento, pero ese financiamiento es para repagar la deuda, que tiene el Tesoro, con su máximo acreedor, que es el Banco Central. De modo tal que los acreedores del Banco Central, los tenedores de pesos, salgan de la estafa de los distintos gobiernos que iban y se robaban las reservas del Banco Central, vulnerando la calidad de los activos que respaldaban ese pasivo llamado pesos. Esto no es menor, porque cuanto más insolvente – el Banco Central – se requiere de un mayor nivel de precios para que licúe ese pasivo monetario. Por lo tanto, a más quebrado, el Banco Central, el nivel de precios de largo plazo es más alto. Por lo tanto, si tomo el nivel de precios – de hoy – y lo tomo contra ese nivel de precios, esa línea, esa pendiente es la tasa de inflación implícita. Por lo tanto, en la medida que nosotros vamos saneando el patrimonio, del Banco Central, sí, (cosa que venimos haciendo sistemáticamente), lo que va a asegurar es que la recomposición patrimonial, el nivel de precios de largo plazo, es más bajo y, por lo tanto, la tasa de inflación implícita es mucho menor.Y es una forma de terminar para siempre con el problema de la inflación. La otra forma de hacerlo es emitiendo dinero y, emitiendo dinero, justamente generamos inflación. Durante muchos años – en Argentina – se hablaba una estupidez monstruosa que decía que la inflación es multicausal, y parecíamos locos aquellos que defendíamos la hipótesis monetaria de la inflación. Y claro, es como, decir que la inflación es multicausal es como hablar – no sé – del esqueleto obeso, del helado caliente, la meretriz virgen, qué sé yo, cosas por el estilo. Pero bueno, tuvimos que llegar nosotros para probar que la inflación era un fenómeno monetario. Pero esa inflación – en el fondo – termina siendo un impuesto, y es un impuesto sobre los sectores más vulnerables. De hecho, una de las cosas que nosotros estábamos convencidísimos es que bajando, la tasa de inflación, íbamos a bajar la pobreza, y efectivamente, la frecuencia mensual, la pobreza cayó del 57% al 33%, es decir, bajó 24 puntos porcentuales. Es decir, que en poquito más, de un año, en 13 meses, bajamos y sacamos de la pobreza a más de 10 millones de argentinos. Vaya que era importante defender la naturaleza monetaria de la inflación. Y al final, cuando el político ya no puede recurrir más a la deuda porque, de hecho, Argentina ha sido un defaulteador serial, Argentina ha hecho aberraciones con su moneda, pues le quitamos 13 ceros a la moneda; destrozamos cinco signos monetarios; podríamos quitarle tres más, pero llega un momento en que no se puede más. Entonces, siempre el político opta por subir impuestos, y por eso tenemos un país con una de las cargas fiscales más altas del planeta. Básicamente, por eso Argentina tiene los problemas que tiene de alto endeudamiento, de alta inflación, de alta presión impositiva. O por ejemplo – y esto es muy importante -, sin lugar a dudas, el brillante ministro de Economía que tenemos, que es Luis “Toto” Caputo, que está acá y que, sin duda, es el mejor ministro de Economía de toda la historia argentina, en uno de sus primeros discursos explicó algo maravilloso: nosotros la verdad es que el eje central de Argentina, el problema central de Argentina, es el déficit fiscal.
El año pasado, fuimos el primer gobierno, de los últimos 124 años, que tuvimos superávit en la línea financiera. Hay otros que dicen: “No, pero hubo otros años en los que también hubo superávit”. Sí, pero no estábamos pagando la deuda. O sea, es como que no estábamos pagando los intereses. La primera vez que se paga honrando todos los compromisos fue este año que pasó. De hecho, Argentina – desde el año 1901 hasta el 2024 – tuvo 22 crisis. De esas 22 crisis: 20 tuvieron origen fiscal, y el origen fiscal se separa entre alto desequilibrio fiscal y extravagante desequilibrio fiscal.
Pero no es solamente el impacto que esto tiene sobre la deuda, sobre la inflación o lo que tiene que ver sobre la presión impositiva. Una de las cosas que han hecho recurrentemente distintos gobiernos en Argentina, es aplicar controles de precios. ¿Y qué pasa cuando hay controles de precios? Se genera escasez. Entonces – por ejemplo – se encuentran con la Ley de Abastecimiento; la Ley de Góndolas. La Ley de Góndolas… ¿medía las góndolas? O sea, ¿cómo se le ocurre a alguien una ley así? Es como querer evitar la ley de gravedad con una ley y andar con un centímetro chequeando la altura, a la cual caen las piedras. No sé, es una cosa verdaderamente, directamente aberrante.
O, por ejemplo: supongamos la situación típica populista, que había en el kirchnerismo, donde hacían desequilibrio fiscal; como eran tan impresentables, no podían acceder a los mercados. Entonces, los financiaban con emisión monetaria. Esa emisión monetaria comenzaba a generar inflación. Como generaba inflación – entonces – para tratar de evitar que la inflación subiera, fijaban el tipo de cambio. Y al fijar el tipo de cambio, se empezaban a perder reservas internacionales. Y entonces, como querían evitar que se perdieran reservas internacionales, se ponía el cepo. Lo que recibimos era una monstruosidad, ahora bastante, muchísimo más chico. Pero esto es interesante porque, ¿qué es el cepo? El cepo no es – ni más, ni menos – que un mecanismo para aumentar – artificialmente – la demanda de dinero. Y vean lo aberrante de esta situación, porque, en primer lugar, lo que está violentando es su conjunto de consumo, porque – en el fondo – también los argentinos compraban dólares para pasar el consumo del presente al futuro. O sea, como una forma de reserva de valor. Pero no solo eso, sino que a ustedes, los rectores, los obligaban a tener pesos, y eso le aumentaba artificialmente la demanda de dinero y, por ende, aumentaba artificialmente la base imponible del impuesto inflacionario.
Entonces, vean cómo el entramado de regulaciones y controles también tienen que ver con que lo que está siempre de fondo es el desequilibrio fiscal. Y el desequilibrio fiscal tiene una base moral. Por lo tanto, en ese sentido, nosotros – al momento de llegar – entonces, nos encontramos con un déficit fiscal consolidado de 15 puntos del PBI, o sea, 5 puntos en el Tesoro; 10 puntos en el Banco Central, que generaba emisión endógena. Es decir, aún cuando hubiéramos cerrado el desequilibrio fiscal – esto también lo explicó el ministro Caputo, en una de sus entrevistas recientes, de manera brillante -, aún cuando hubiéramos puesto las cuentas fiscales en orden el primer día, tal como lo hicimos, porque – en el primer mes – pusimos las cuentas fiscales en orden y lo más interesante es que, aun así, no hubiéramos evitado la hiperinflación, porque teníamos 4 bases monetarias venciendo, en un día. De hecho, si hubiéramos seguido la recomendación de subir la tasa – como nos estaban sugiriendo – básicamente, se hubiera convertido en una pelota inmanejable, en una bola de nieve, y la hiperinflación no hubiera sido un dato, al margen de, como decía, teníamos vencimientos de deuda en pesos por el equivalente a 90,000 millones de dólares, teníamos deudas con el exterior por 25,000 millones de dólares y caído el acuerdo con el Fondo. Además, teníamos reservas internacionales negativas netas, por el orden de 12,000 millones de dólares. Además, el gobierno anterior, no solo que durante los 4 años emitió 28 puntos del PBI de dinero, y 13 lo hizo durante el año electoral, sino que, además, creó un mecanismo monstruoso – llamado SIRA – que era para tener permisos de importación. Entonces, eso le permitía acceder a dólares al tipo de cambio oficial. Qué casualidad, porque el tipo de cambio era el triple. Había una brecha del 200%, es decir, una verdadera estafa. Y además, teníamos deudas pendientes de dividendos, por 10,000 millones de dólares. Y ya les había contado cómo venía viajando la inflación. En ese sentido, nosotros – desde el primer día – decidimos hacer un programa de shock. Y ahí la idea era alcanzar el déficit cero a lo largo del año 2024. Nos decían que era imposible, porque no se podía ajustar más que un punto del PBI, que la política no dejaba hacer eso y no sé cuántas más cosas. Y la realidad es que, gracias al excelente trabajo, del equipo del ministro Caputo, en el primer mes de gestión alcanzamos el equilibrio financiero, a pesar de que en el mes de enero nosotros pagamos intereses. El ajuste original fue de 7 puntos del PBI y 2 puntos del PBI los utilizamos para dar contención, en la parte social. Y después de 6 meses, limpiamos, también, el balance del Banco Central, o sea, completando un ajuste fiscal de 15 puntos del PBI. Aquí también fue muy importante la enorme tarea, del presidente del Banco Central, Santiago Bausili, y el secretario de financiamiento, Pablo Quirno, que – conforme íbamos sosteniendo el equilibrio fiscal con el correr de los meses – nos permitió ir recuperando los mercados de deuda y nos permitió ir sacando esa deuda que estaba dentro del Banco Central y llevarla para el Tesoro. Porque, en realidad, esa deuda siempre había sido del Tesoro y que, básicamente, lo que hacía el gobierno anterior era utilizar artilugios para colocarle bonos al Banco Central. Y entonces, el Banco Central, emitía y después los esterilizaba por otro lado. Y entonces aparecían esos pasivos remunerados enormes que generaban un déficit cuasifiscal de 10 puntos del PBI. Pero, conforme fuimos estabilizando la economía y mostrando solidez fiscal, permitió que se rearmara una curva de pesos y sacar esa deuda del Banco Central y llevarla, donde verdaderamente tenía que estar, que era en el Tesoro. Y en 6 meses logramos hacer eso, con lo cual hicimos este ajuste. Es interesante también porque nosotros la inflación mayorista del 54% la llevamos, y hoy tenemos la verdad que todos los indicadores caminando en término al 1%. Es decir, el mes anterior, este mes fue 1.5%, la mayorista para el anterior fue 0.8%, la canasta básica viene en 0.9%, la canasta básica alimentaria viene en 0.9% también, la construcción en 0.9%. Es decir, todos los números vienen mostrando deflación en dólares, dado que el crawling peg estaba al 2%. Es más, si uno toma bienes también en el IPC, está al 1.5%. Así, todos vienen claramente debajo del 2% del crawling peg más la inflación americana. Por lo tanto, una de las cosas que nos dijeron es que, cuando bajáramos la inflación de esta manera, se iba a destrozar el nivel de actividad económica y que eso iba a hacer explotar el nivel de actividad, haciéndolo derrumbar y que iban a explotar la cantidad de pobres e indigentes.
La realidad es que – cuando uno mira otras experiencias históricas – ajustes de la mitad del que hicimos nosotros han generado caídas del PBI del 15%. Nosotros, en la frecuencia trimestral, teníamos un PBI con un arrastre estadístico de -2.8%, y, acorde a los últimos datos, es probable que la frecuencia trimestral termine con una caída menor al 2%. Eso quiere decir que hubo expansión durante el programa. Y efectivamente, eso es real, porque si tomo los datos del PBI en frecuencia mensual, que es el estimador mensual de la actividad económica, entre diciembre y diciembre, el PBI argentino creció 4%. Es decir, hicimos el ajuste más grande de la historia, bajamos la inflación y, además, fue expansivo. Creo que los libros de economía sobre ajuste fiscal deben tener un lugar reservado para la tarea, que ha hecho este hombre, Luis “Toto” Caputo”. Pero como mencionaba, no solamente eso, sino que el desempleo no aumentó, estamos creando puestos de trabajo, que es algo que – en Argentina – no ocurría, desde 2011, sino que, además, los salarios, en dólares, básicamente, se triplicaron los formales y la pobreza ha caído de niveles del 57%, en la frecuencia mensual al 33%, sacando de la pobreza a 10 millones de argentinos. Además, sobre esto quiero hacer una nota, al pie de página que me parece muy importante al estar en esta institución. Recurrentemente – durante mi camino hacia la banca de diputado nacional y mi camino hacia la presidencia – he citado, hasta el cansancio un trabajo de esta institución sobre la ineficiencia del gasto público, que mostraba que la peor zona del mundo era América Latina y que el peor de todos era Sor Juana Inés de la Cruz Argentina. Digo, esto debe ser un error. No suelo citar literatura, suelo citar óperas. Pero bueno, hoy me equivoqué. Pero, en ese sentido, Argentina tenía ineficiencia técnica por el equivalente a 7 puntos del PBI. En la reunión – que acabo de tener, con Ilan y otros miembros de la institución, me acaban de decir que lo hemos bajado a la mitad. Así es que tenés tres puntos y medio para bajar. Pero me parece que hay algo interesante de esta experiencia que podemos contar, y es por qué haber hecho semejante ajuste no fue recesivo. Esto me parece muy importante. Y el ajuste no fue recesivo, básicamente, porque el ajuste cayó sobre el Estado. El ajuste cayó totalmente sobre el Estado y eso hace que cuando ustedes tienen un parásito en el cuerpo, no matan el cuerpo, tienen que matar el parásito. Bueno, nosotros estamos dispuestos a combatir el parásito todo lo que sea posible. En ese sentido, nosotros no dejamos de creer que el Estado es una organización criminal que vive de una fuente coactiva de ingresos que son impuestos. O sea, nadie paga los impuestos voluntariamente. Por eso, una de las cosas que nosotros sostenemos es que, en la medida en que probemos que el crecimiento es permanente, vamos a bajar impuestos. Y, de hecho, nosotros acabamos de eliminar el impuesto PAIS, que era un impuesto que recaudaba muchísimo. Hemos bajado las retenciones, las hemos eliminado plenamente para las economías regionales, las hemos bajado transitoriamente para cultivos tradicionales y, además, hemos avanzado en eliminar muchísimos aranceles e impuestos, tasas. Así es que, también estamos avanzando en ese sentido. Y entonces, ahora dicho todo esto, el punto es, bueno, okay, la estabilización está encaminada, ¿y qué acerca del crecimiento? Es cierto que hay una parte que es la recuperación cíclica. Hoy estamos frente a una recuperación cíclica, donde, básicamente, se están recomponiendo los stocks y, con la recomposición de los salarios reales y de las jubilaciones en términos reales, eso estaba impulsando la demanda. Pero hay otros elementos que hacen al crecimiento a largo plazo. Por un lado, le diría el tema de haber hecho el ajuste que hicimos. Esos 15 puntos que tenía la economía de déficit fiscal era un menor nivel de ahorro y eran menores posibilidades de inversión. Por lo tanto, el hecho de haber hecho el ajuste fiscal y correr al Estado del medio, eso lo que hace es que, básicamente, se recupere el ahorro para que el sector privado pueda invertir. Es decir, es falso que nosotros necesitamos salir del cepo para poder crecer. Porque, básicamente, dado el shock fiscal que cometimos, eso hace que haya muchísimo ahorro para financiar al sector privado. Hoy los bancos trabajan de banco, no de rueda de auxilio del sector público. No solo eso, sino que, además, hicimos reformas estructurales. Las reformas estructurales que hicimos en el DNU 70 y en la Ley Bases, son 800 reformas estructurales, es decir, ocho veces más grande que la reforma que hizo Menem, que fue la reforma más grande de la historia argentina.
Por eso, si siendo que el gobierno de Menem fue el mejor gobierno de Argentina, que fue reformas estructurales y un programa de estabilización exitoso como la convertibilidad, nosotros ya llevamos en solo un año, con 15% de la Cámara de Diputados y 10% de la Cámara de Senadores, hicimos una reforma estructural ocho veces más grande y, además, armamos un programa de estabilización exitoso. Más exitoso que el de la convertibilidad porque hoy tenemos mejores términos de resultados en términos de inflación en dólares, estamos en deflación, sin haber caído en una hiperinflación previa, sin haber expropiado, sin controles de precios, sin controlar el tipo de cambio y, además, reconstituyendo tarifas. Por eso es que siempre digo que, además, este es el mejor gobierno de la historia. No por mérito mío, sino por el mérito de los enormes ministros que tengo, porque estoy orgulloso de cada uno de ellos por la tarea enorme, donde yo lo único que tengo que hacer es fijar el rumbo, pero esos instrumentan, que son un placer.
Dicho esto, pero todo no quedó ahí, pues – a partir de mitad de año – se incorporó en el equipo de manera explícita el doctor Federico Sturzenegger y creamos un Ministerio de la Desregulación. Y bueno, Federico está teniendo un proceso parecido al que tiene “Toto” conmigo. Digamos que tenemos una relación simbiótica; con Federico está pasando lo mismo. Entonces, en ese primer medio año que estuvo Federico, que es la segunda parte del año pasado, quitó 900 regulaciones, es decir, que son también como reformas estructurales. Es decir, que hicimos, la verdad, 1.700 reformas estructurales. Pero eso no es todo, porque ahora les voy a contar una anécdota interna. Federico está implementando lo que se llama el Plan Motosierra 2.0, que es empezar a ir a cuestiones, ir a hacer ahora otra reforma del Estado. Recuerden que cuando asumimos había 18 ministerios, que en realidad eran 24, y lo llevamos a 9. Ahora somos 8 y queremos achicar más secretarías y más dependencias. Entonces, en la primera quincena de enero le di vacaciones a todo mi equipo. Regresaron todos en la segunda parte de enero y, en los primeros días de febrero, el ministro Sturzenegger me vino a visitar a la residencia de Olivos. Y entonces, él me manifestó que estaba sumamente preocupado por la lentitud con la que estábamos actuando. Y entonces, por ejemplo, él me sugirió redefinir algunas áreas de legales para darle más dinamismo y agilidad a las reformas. El argumento de Federico siendo un ministro que me da alegría todos los días con todas las cosas que le rompe al Estado… Entonces dije: «Uy, qué desconcentrado estuve, que no tomé conciencia de que estaba teniendo pocas alegrías». Entonces, ¿qué hice? Fui e hice la cuenta de cuántas desregulaciones hizo en dos semanas. Dos semanas ¿Cuántas creén que hizo?. Estaba enojado porque la cosa estaba empastada: 65. En 15 días quitó 65 regulaciones y decía que vamos lento. ¿Cómo no voy a estar feliz con mis ministros? Son todos una máquina de ganar libertad económica todo el tiempo. Y esto les aviso que va a continuar. Ahí hay algo muy lindo, que es el decreto 25, que acaba de salir hace unos días, donde se insta a los distintos ministerios a armar un digesto. Esto es una obra de arte. Ahora, cuando lo vean, van a ver el shock. Argentina tiene 42.000 leyes. ¿Es así, Manuel? ¿O 47.000? 42.000 leyes, 70.000 decretos y 220.000 resoluciones y circulares. Obviamente, resoluciones y circulares las puede eliminar un ministerio, los decretos los tengo a tiro de decreto, y algunas leyes, por la Ley Bases y por el DNU, las puedo sacar yo por facultades especiales. Entonces, nosotros lo que estamos proponiendo es que cada ministerio haga un digesto de lo que usa. Y adivinen qué vamos a hacer cuando tengamos el digesto, que tiene 30 días para hacerse. Todo lo que no está en el digesto se elimina. ¿Por qué? Porque ustedes se van a encontrar con que hay cosas que uno ni siquiera sabe que están. Solo sabe que está el beneficiario. Por ejemplo, es muy interesante lo que nos pasó con la chatarra. No se podía exportar chatarra. Estaba prohibido exportar chatarra. Claro, entonces… Pero la chatarra tiene un precio. Entonces, esa chatarra quedaba en el mercado doméstico y el precio de la chatarra caía. Estaba muy barata. Claro, eso beneficiaba a una empresa y perjudicaba a todos los que tenían chatarra. Digo, parece que eso no es algo en favor de la libertad. Entonces, ¿qué hicimos? Eliminamos esa regulación.
Obviamente que – ahora – la chatarra tiene un precio de mercado. Pero, bueno, la empresa que se perjudicó es una empresa muy grande, es un grupo económico muy grande y sacó a su ejército de econochantas a pedir devaluación y tratar de desestabilizar al programa económico. O, por ejemplo, no sé, el problema de un exportador de sandía, quería exportar sandías, watermelon, o sea porque no sé cómo se le dicen en otros lugares.
Sí, ya sé, ya me extendí más. Pido perdón, pero me resulta divertido. Me quedan tres o cuatro cosas y ya termino, pero quería dar ejemplos divertidos. Juro que este es el último ejemplo y hoy termino con lo que tengo que terminar.
Entonces, este señor quería exportar sandías a Paraguay, y tenía un acuerdo con el empresario de Paraguay para exportar las sandías. Pero sucede que las regulaciones argentinas le decían cómo tenía que exportar las sandías, y al empresario paraguayo no le servía de esa manera, le servía de otra. Entonces, ¿qué tenía que hacer este hombre? Tenía que hacerlas como le autorizaba Argentina, las subían al barco, adentro del barco le cambiaba todo el formato para que se adaptaran a lo que necesitaba el empresario paraguayo. Así llegaba. Una ineficiencia total. Levantamos esa regulación y, obviamente, algunos kiosquitos en el medio se cayeron y algunos se enojaron, pero los productores de sandía están felices ahora. Y los paraguayos también. Porque ahora, además, la reciben más barata.
No sólo eso, seguimos avanzando en lo que tiene que ver con la reducción de impuestos. Y hay, después, dos temas más que quiero señalar. Uno es el tema cómo nosotros hemos cambiado el paradigma de la asistencia social en Argentina. Nosotros no tenemos el Ministerio… no sé cómo se llamaba antes, pero todos esos nombres procurros… Sí, por eso, bienestar social, por eso. Por eso no me salía el nombre. Esas cosas están negadas en mi cerebro.
Nosotros decidimos crear el Ministerio de Capital Humano. El Ministerio de Capital Humano tiene toda una connotación en términos económicos y en términos sociales. En términos sociales es: no te voy a regalar el pescado, te voy a enseñar a pescar. Y si tenés una empresa que saca pescado, mejor todavía. Y, básicamente, lo que hace es dar asistencia y cuidar de aquellos menos favorecidos en la familia. Por eso hay un área de niñez y familia, para dar contención cuando nacen, y eso se liga a la salud, se liga con la educación y se liga con el trabajo. Para que las personas recuperen la dignidad de poder ganarse el pan con el sudor de su propia frente y no robándoselo a los otros. Y esto está siendo una revolución no solo porque está funcionando la política social que ha dado contención en el momento más complicado del ajuste. Además de que le hemos quitado los robos a los piqueteros y a los gerentes de la pobreza. Sino que además le estamos devolviendo la dignidad a los sectores más vulnerables y dando las herramientas para que puedan salir de esta miseria. Es decir que es un Ministerio que cuando sea plenamente exitoso y sea a su máximo punto, desaparece.
Y el otro es el Ministerio, que lleva adelante el Doctor Sturzenegger y básicamente, el eje central es que si ustedes miran la historia de la humanidad, al menos desde el año cero de la era cristiana el PBI per cápita subió aproximadamente 50% entre el año cero y el 1800. Pero desde el 1800 en adelante mientras que la población se multiplicó por 10, el PBI per cápita lo hizo por 15 veces. Hasta el año 2023 que es el último dato que hay de las series de Angus Madisson. Entonces, en ese sentido la pregunta es que la contracara de eso son rendimientos crecientes. Ahora, si nosotros lo miramos en términos de análisis microeconómicos eso significa que si lo quiero poner estrictamente técnico tengo un problema de estructuras no convexas. O si lo ponemos en términos más entendibles para los microeconomistas o los que hacen equilibrio general, tengo un problema de mercados concentrados o el caso más polar serían los monopolios. Y el problema radica es que cuando yo regulo los monopolios y los quiero hacer que se parezcan a empresas competitivas acorde al paradigma neoclásico, eso lo que termina haciendo es matar los rendimientos crecientes y, consecuentemente, al matar los rendimientos crecientes lo que hace es que la economía deje de crecer.
Entonces, en la medida que se le pase la motosierra a las regulaciones, lo que estamos haciendo es no solo ganar libertad económica, sino que además estamos ganando crecimiento económico. Y todo esto derivado de que, desde mi punto de vista, el análisis neoclásico está mal. Para aquellos que quieran ver esto, les sugiero leer el artículo de Murray Newton Rothbard que se llama “Monopolio y competencia”. Un artículo que fue muy revelador para mí porque cuando lo leí llevaba 25 años dando clases de microeconomía y equilibrio general y descubrí que los monopolios no son malos, salvo que sean armados por el Estado. Fue tan revelador ese artículo que no solo que me convertí en liberal libertario sino anarcocapitalista. Cosa que filosóficamente lo sigo haciendo. Esto quiere decir no voy a claudicar con llevar el Estado a la mínima expresión y devolverle la libertad a todos los argentinos de bien al máximo hasta el último día de mi gobierno.
Muchísimas gracias y ¡Viva la libertad, carajo!
PRESENTADOR.- Nos divertimos mucho eso seguro con los ejemplos con la sandía con el pulpo. Yo pensaba que el pulpo es el que tenía muchas manos. Y que lo ibas a usar para el Estado
PRESIDENTE.- Le voy a dar más aplicaciones.
PRESENTADOR.- Pero lo importante acá es pensar cómo este caso lo podemos, nosotros acá en el BID utilizar para las conversaciones que tenemos con nuestros 26 países: una consolidación fiscal, un ajuste fiscal que sea expansivo, un ajuste que tenga que simplifique y que le dé las condiciones a que el sector privado pueda entrar. Y el último punto es: ¿cómo hacer para que de verdad tengamos un crecimiento sostenible? Porque, cuando hablamos con los jefes de Estado y les decimos: «Vamos a hacer un ajuste del cinco, seis o 15%», ellos nos dicen luego: “No sobrevivo”. Y justamente nos dicen: «¿Cómo yo le respondo al jefe de Estado para que sepamos que el crecimiento del sector privado va a venir?».
PRESIDENTE.- Bien, el primer punto es: el ajuste no tiene que caer sobre el sector privado, tiene que caer sobre el sector público. La magia está ahí. Segundo, de esto hay que tener convicción. Yo les voy a contar lo que pasó en la primera reunión de gabinete. Yo ya había acordado con el ministro Caputo que íbamos a pasar la motosierra impiadosamente sobre el sector público. Y, en ese contexto, teníamos planeados también los mecanismos de contención social y demás para la transición. Entonces, cuando fuimos a la primera reunión de gabinete y planteé los lineamientos, al fondo de la reunión estaban todos los abogados y me dijeron: «Eso no se puede hacer». Bueno, entonces yo les dije… Hacía como 40 grados, no sé cómo sería en Fahrenheit el equivalente, pero hacía mucho calor. Y entonces les dije: «La pregunta es, si voy a la esquina y se lo pido al heladero, ¿cuál es la respuesta que me va a dar? ‘No se puede’». Así que les dije: «La verdad es que no me interesa lo que me digan ustedes, y la única respuesta que acepto es que me digan cómo hacerlo”. Porque para que me digan ‘no se puede’, digo, cualquiera me contesta ‘no se puede’». Y eso creo que cambió la forma en la que los ministros empezaron a ver la situación. Y lo otro que es muy importante es dejar clara la línea de a dónde uno quiere ir, y después entender las falacias que contiene la teoría económica. ¿Puedo ser grosero? Que la obra pública genera crecimiento y trabajo es bullshit. Eso es mentira. Porque la realidad es que, para hacer una obra pública, yo la tengo que financiar. Y si la financio con deuda, son impuestos futuros. Castigo a nuestros hijos, a nuestros nietos y demás. Si la financio con emisión monetaria, castigo a los vulnerables con la inflación. Si la financio con impuestos, castigo a las generaciones presentes. Además, no solo eso, sino que como yo les estoy cobrando impuestos, esa obra que se está haciendo ahí y que se ve, en realidad, está destruyendo otras obras y trabajos en otros lugares. Pero además, las preferencias de la gente no eran tener esa ruta, sino que querían tener otras cosas que habían elegido. Entonces, los estoy robando. Les estoy dando bienes que no quieren. Por lo tanto, tengo una pérdida de bienestar, en términos de menor utilidad. Y además, no nos olvidemos de que también existe el problema de las filtraciones del gasto público. Por lo tanto, lo que hay que tener en cuenta es que el Gobierno es parte del problema y no de la solución. No hay nada peor que venga un político y diga: «Soy el Gobierno, vengo a ayudar». Es de horror. Cuando vean un político que hace eso, salgan corriendo, porque lo único que va a hacer es robarles. Entonces, la cuestión central es entender todas estas falacias sobre las que se construye la mentira llamada Estado. A ver, ténganlo en cuenta: es una organización criminal, el Estado. Es decir, ustedes no me pueden decir que con más ladrones en la sociedad están mejor que con menos. Es decir, el Estado es peor que la mafia. Porque yo les hago una pregunta: ¿Cuántas veces les robaron los ladrones vulgares a lo largo del último año? Ninguna. Bueno, el Estado les roba todos los días cuando les cobra impuestos. Entonces, ¿cómo puede ser que algo tan siniestro…? Si lo saco, ¿voy a estar peor? Si lo saco, voy a estar muchísimo mejor. Porque, encima, el Estado es el ladrón estacionario. O sea, y además, lo es en mayor escala. Y tiene menos códigos que los mafiosos. Así que, el día que se desenmascare, el día que la gente decida tomar la pastilla roja y salga de la Matrix, va a entender que el Estado es el problema y no la solución. Y seguramente tendremos muchos más anarcocapitalistas.