Semana mundial de la lactancia materna. Campaña #VINCULODEAMOR

Asesoró Dra. Ana Pedraza (MN  42867), Jefa de Neonatología de Clínica y Maternidad Suizo Argentina 

Cómo y porqué afianzar la lactancia 

La lactancia materna es la base de una vida saludable para el bebé y presenta aspectos beneficiosos también para la madre. Por ello, es aconsejable implementarla tan pronto como sea posible después del nacimiento. Durante los primeros días se pueden presentar algunas dificultades que es importante saber cómo superar  para poder continuar con la lactancia de manera óptima. 

Los múltiples beneficios de la lactancia materna tanto para salud y desarrollo del niño como para la madre y para la sociedad en su conjunto permiten considerarla “la base para una vida saludable”.

Es que la lactancia facilita el óptimo crecimiento y desarrollo del bebé; proporciona nutrientes de alta calidad ayudando a prevenir el hambre, la desnutrición y la obesidad; disminuye el riesgo de enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes, alergias, asma y obesidad, incluso en la edad adulta; previene el síndrome de muerte súbita del lactante y reduce en los pequeños los episodios de diarrea, otitis e infecciones respiratorias. Por este motivo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Ministerio de Salud de la Nación,  recomiendan lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses, la introducción de alimentos apropiados para la edad y seguros a partir de entonces, y el mantenimiento de la lactancia materna hasta los 2 años o más En cuanto a la salud de las mujeres, dar la teta reduce la hemorragia post- parto y la anemia, así como minimiza la depresión post-parto. Además, disminuye el riesgo de cáncer de mama y ovario.

Además, la lactancia fortalece de manera sustancial el vínculo madre-hijo/a por lo que es importante realizarla tan pronto como sea posible, haciendo hincapié en el contacto piel a piel.

Los primeros días son oportunos para el buen desarrollo de la lactancia, especialmente porque luego del nacimiento, el bebé se encuentra en un estado de alerta, lo que facilita la prendida y hace que sea más efectiva.

La primera leche que se produce es el calostro que, por su gran valor nutritivo y anti-infeccioso, aporta todos los anticuerpos que el bebé necesita en sus primeros días de vida. Luego, aproximadamente al tercer día, comienza a bajar la leche. El estímulo más importante para favorecerla es la succión del bebé, ya que cada vez que es puesto en el pecho el cuerpo de la mujer libera hormonas que desencadenan la producción y expulsión de leche.

Cuando “baja” la leche, los pechos pueden sentirse tensos, calientes y doloridos. Si esto ocurre es preciso realizar masajes en forma circular y ablandar la aréola por medio de extracción manual de un poco de leche antes de la succión.

La bajada de leche puede alterarse por ansiedad, miedo o dolor. Por ello es imprescindible que la madre esté cómoda y relajada antes de alimentar al bebé. En ese sentido, se considera que el éxito de la lactancia depende, en gran parte, del apropiado soporte de la familia y del equipo de salud que los atiende y acompaña.

Para favorecer la succión del bebé es fundamental amamantarlo a libre demanda, sin horarios, el tiempo y las veces que lo solicite. Es habitual que coman hasta 10 o 12 veces por día en este período inicial. Con el crecimiento, se ajustan los horarios tanto de la demanda como de la producción de leche.

Si bien la mayoría de los bebés maman de 10 a 20 minutos por lado, el tiempo de duración de cada mamada puede variar y debe ser flexible. Se aconseja que tome del primer pecho hasta que la succión empiece a ser más lenta y del segundo hasta que esté satisfecho. La alternancia de los dos pechos en cada toma (comenzando por el último del cual el bebé succionó en la toma anterior) favorece el mejor vaciado de las mamas y permite que ambas reciban un estímulo parejo. En ese sentido, es conveniente que el niño vacíe una mama antes de ofrecerle la otra, de modo que reciba la leche del final que tiene un mayor contenido de grasa.

Una clave es buscar una posición cómoda tanto para la mujer como para el bebé.

Se recomienda sostenerlo con un brazo y con la mano libre tomar el pecho con el pulgar por encima de la aréola y con los otros dos dedos por debajo de la mama para ofrecérselo. Se debe asegurar que los labios del bebé abarquen la mayor parte de la aréola para generar una succión más eficaz, mayor extracción de leche y la reducción de las lastimaduras en el pezón. Para retirarlo del pecho, se aconseja introducir suavemente un dedo en la comisura de sus labios y separar la mandíbula.

Además, existen tres posiciones recomendables, que se pueden alternar para facilitar el vaciamiento del pecho:

Sentada: Con la espalda apoyada, la madre ofrece el pecho sosteniéndolo con la mano en posición C (4 dedos por debajo y el pulgar sobre la areola) y toca el labio inferior del niño con el pezón hasta que abra grande la boca.

De caballito: El bebé debe sentarse sobre la pierna de la madre mirándola de frente, mientras que ésta sostiene su espalda con el antebrazo y su cabeza con los dedos de la mano. Con la mano libre, le ofrece el pecho en posición C.

Madre acostada: La madre apoya su cabeza sobre una almohada y recuesta al niño sobre su brazo, mientras ofrece el pecho con la mano libre.

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