La intervención de la kinesiología durante el embarazo, el parto y el puerperio es clave para evitar daños en los órganos pélvicos

En estos periodos es frecuente la aparición de lumbalgias, incontinencia, pubalgias, alteraciones útero vaginales, entre otros trastornos.

Los cambios en la anatomía y la fisiología durante el período del embarazo pueden afectar el sistema músculo esquelético, miofascial y osteoligamentario, por lo que la posibilidad de lesiones se incrementa. En ese contexto el trabajo del kinesiólogo se vuelve indispensable para mejorar la calidad de vida de las mujeres durante esas etapas.

La Lic Verónica Barrera, perteneciente al Colegio de Kinesiólogos de la Provincia de Buenos Aires (CoKiBa) y especializada en kinesiología obstétrica, destaca  la importancia de la preparación para un parto dinámico y respetado. Para esto el kinesiólogo trabaja las maniobras adecuadas y la gestión de presiones durante la etapa de gestación, ya que “el embarazo y el parto son la primer causa etiopatogénica de lesión del suelo pélvico”.

Los kinesiólogos se focalizan en la prevención y en el tratamiento de patologías como pubalgias, lumbalgia o lumbociática, dolor pélvico o lumbar, alteraciones posturales, pie plano transitorio, várices o fleboedemas, cuadros de neuralgias en los miembros inferiores, alteraciones útero vaginales, ano rectales y la conocida incontinencia urinaria. La lumbalgia es la dolencia que ocupa el primer lugar de aparición durante el embarazo y el síndrome del túnel carpiano ocupa el segundo lugar en las enfermedades musculo esqueléticas. La mayor parte de esas dolencias se revierten pasadas esas etapas, pero el trabajo kinesiológico permite sobrellevarlas sin dolor o con la atenuación del mismo.

Otro de los problemas que más  se reiteran durante el embarazo es que el aumento del peso corporal (durante el periodo de gestación el peso de la mujer pueden subir entre un 30 y un 40 por ciento), puedan generar un incremento de la presión en las articulaciones, como las caderas y las rodillas. Aparece también hiperpresión en el suelo pélvico con el consecuente descenso de los órganos.

El proceso de embarazo y parto (por cesárea o vaginal) debilita la musculatura de esa zona, explican desde el CoKiBA. Este dolor se genera en la zona baja de la espalda, en la cola, en los glúteos o adelante en el pubis. Cuando esta estructura se encuentra alterada por debilidad muscular o alteraciones funcionales, la estructura se modifica y como consecuencia puede ocurrir incontinencia urinaria, fecal, de gases, dolor abdominal o disfunción sexual.

Allí se impone la visita y el acompañamiento del kinesiólogo. Así se hacen trabajos para fortalecer el piso pélvico que está compuesto por músculos y ligamentos ubicados en la cavidad abdominal y pélvica que sostienen  al útero, a la vejiga y al  recto, los que cumplen diferentes funciones. Además se trabaja otras zonas como las del  transverso, el diafragma, el abdomen, todos músculos posteriores y en general lo que da estabilidad a la estructura que se relaciona con el suelo pélvico.  El transverso del abdomen y el elevador del ano son los que hacer rotar la cabeza del feto al nacer, por eso otra de las funciones del kinesiólogo es abrir la pelvis superior y mover el sacro en contranutación  para que el bebé se coloque y luego abre la pelvis inferior y el sacro en nutación para que pueda salir sin dificultad.

Desde la delegación IV del CoKiBa, que abarca los distritos de zona norte de la provincia de Buenos Aires, destacan la intervención del kinesiólogo en estos casos ya que puede reducir de modo significativo los dolores, mejorar la calidad de vida, devolver la funcionalidad del cuerpo, y lograr una óptima recuperación  de la postura previa al embarazo.

Asimismo los nueve meses de embarazo son una enorme oportunidad para iniciar una rutina física y adoptarla como forma de vida, tras el nacimiento.

“No hay que olvidarse que tres meses después del parto siguen aumentados los niveles de relaxina (hormona que ayuda a la relajación del útero y da mayor elasticidad en las articulaciones) y todo está mucho más móvil. Es frecuentemente que las mujeres en esta situación que concurren a un gimnasio con instructores que no están preparados, puedan sufrir  esguinces o alteraciones de la articulación sacro ilíaca. Y en vez de ser el ejercicio un beneficio para el cuerpo, le genera lesiones”, apunta la licenciada Barrera.

La terapia kinésica post gestacional  permite tratamientos específicos para cada paciente previo diagnóstico. En la misma dirección se trazan estrategias para que las flamantes mamás aprendan técnicas para mantener posturas que les permitan prevenir lesiones como tendinitis o lumbalgias, entre otras.

“Lo que hace el kinesiólogo obstétrico es facilitar las maniobras para que el bebé descienda. Lo más importante durante el parto es lograr una fase expulsiva  en pocas maniobras, en el menor tiempo posible, con el menor dolor y  el menor trauma para la mamá y para el bebé” concluye la Lic. Verónica Barrera.

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