“Desde hace seis meses, todos los lunes realizamos esta maravillosa actividad de huerta orgánica con los chicos de la Fundación. Muchos de ellos ya tienen su propia plantación en su casa y eso nos hace muy felices”, dijo Mabel Leva, directora de Educación Ambiental, mientras veía como los chicos trabajaban la tierra.

Leva contó que la experiencia resultó de mucho aprendizaje no sólo para los chicos sino también para la gente de la chacra. “Aprendimos un montón y disfrutamos viendo la responsabilidad y el cariño que los chicos le ponen a cada tarea”, exclamó la directora.

Junto a los chicos, Silvina Arias, integrante de la Fundación Río Pinturas, contó que la institución se dedica a estimular y contener a chicos con diferentes discapacidades. “A través de este tipo de actividades buscamos conectar a los chicos con la naturaleza y que aprendan distintos trabajos de huerta para implementarlos en su vida cotidiana. De esta manera, los incluimos a la sociedad”, explicó.

Sin dejar de trabajar, Klaus Trumptermüller contó que le encantó ir los lunes a trabajar en la huerta y plantar en la tierra. A su lado, con las manos llenas de tierra y una gorra como escudo ante el sol, Claudia Iturre se movía de un cantero a otro con una gran sonrisa. “Me gusta mucho venir con mis compañeros a sembrar aquí. Estoy muy feliz”, concluyó.