La diputada de SOMOS/ Barrios de Pie, Natalia Souto manifestó su deseo de encontrarnos con una gran movilización este martes 8, Día de la Mujer: “Después de tanto tiempo sin poder llenar las calles con nuestros reclamos por más derechos debido a la pandemia, por fin podemos volver a luchar por todo lo que aún nos falta conquistar. Aún hay deudas históricas pendientes con las mujeres y los colectivos LGBTIQ+. Hemos avanzado mucho en los últimos años, pero todavía falta, por eso decimos que la deuda es con nosotras y nosotres”.

La diputada y referente de Barrios de Pie cree que el congreso debe seguir jugando un rol fundamental en la presentación y aprobación de nuevas leyes: “Dentro del Congreso Nacional tenemos muchos desafíos. Por mi parte voy a seguir trabajando en un proyecto que presenté a fines del año pasado, que es una modificación de la Ley 26.485 de Protección integral a las mujeres para incorporar el incumplimiento de la obligación de prestar alimentos a los hijos por parte del progenitor varón, como un tipo de violencia económica y patrimonial. Por otro lado, también venimos discutiendo mucho la necesidad de una Reforma Judicial Feminista. La justicia es una de las grandes cómplices del funcionamiento y sostenimiento del sistema patriarcal. Lo vemos en los casos donde las denuncias no son recibidas; o cuando las mujeres que sufren violencia no se animan a denunciar porque son revictimizadas durante el proceso; o, finalmente, cuando los juicios nunca llegan o es muy difícil lograr condenas para quienes ejercen ese tipo de violencia. Por todo lo dicho, necesitamos una justicia con perspectiva de género, que aborde estos casos de forma rápida, eficiente y sin revictimizar”.

Finalmente, para Souto “se debe trabajar en el reconocimiento a las promotoras territoriales de género y diversidad de los barrios populares. Estas mujeres son las que constantemente les ponen el cuerpo a estas problemáticas en los territorios y acompañan las situaciones que se les presentan en los barrios día a día. Situaciones como el acompañamiento de casos de violencia con el armado de consejerías, donde toman denuncias y desde ahí acompañan; y dando apoyo y cuidando cuando muchas veces no hay nadie más que lo haga. Todo esto lo hicieron a pulmón y sin cobrar un sueldo por ello. Las mujeres de los barrios populares merecen este reconocimiento”.