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San Isidro anuncio la ganadora del premio municipal de literatura Manuel Mujica Lainez

Caballo, de Florencia Suberbié Calvo, obtuvo el Premio Municipal de Literatura Manuel Mujica Láinez

Se terminó el misterio para el Premio Municipal de Literatura Manuel Mujica Láinez. Ayer, a las 19, en el Museo Beccar Varela, la escritora María Sonia Cristoff, en representación del jurado que compartió con Alan Pauls y Martín Felipe Castagnet, anunció que el cuento Caballo, de Florencia Suberbié Calvo, fue el ganador de la 16° edición del certamen de la Secretaría de Cultura y Ciudad de San Isidro, mientras que A Celestino, de Andrés Gaviña, se llevó el segundo lugar, entre 3433 obras llegadas de la Argentina y otros países.

Caballo mereció especial atención del jurado por su prosa austera, potente, sutil, oblicua y sugerente que le da marco a una historia basada en una escena que bordea lo absurdo: la irrupción de un caballo a una casa para poner de manifiesto la relación rota entre una madre con su hija.

“Este premio nació con la idea de ocupar el lugar que había dejado el desaparecido y prestigioso Premio Municipal de Literatura de la Ciudad de Buenos Aires, y lo hace de la mano de uno de nuestros grandes narradores, Manucho Mujica Láinez, que vivió en San Isidro y encontró inspiración en esta casa. Un premio que, como nuestras convocatorias en artes visuales y música, apuntala a los artistas en su momento de más necesidad, el de formación y construcción de la propia identidad y lenguaje”, dijo la secretaria de Cultura y Ciudad de San Isidro, Eleonora Jaureguiberry, durante la premiación, a la que Pauls y Castagnet no pudieron asistir por distintos motivos.

En esa senda, este premio evaluó desde su creación a 15000 cuentos y publicó a cerca de 160 escritores y escritoras en su tradicional antología con los diez cuentos finalistas que se publica al año siguiente de cada edición en formato papel y digital con descarga gratuita en BajaLibros.com desde cualquier parte del mundo. Además, el concurso entrega una suma de dinero en efectivo par los dos primeros puestos que en este año fue de 70.000 y 50.000 pesos.

“El cuento ganador tiene una capacidad de resonancia muy fuerte y desde una sola escena nos permite saber qué le ocurre a la protagonista en ese retorno al lugar de origen. Hay mucha observación, mucha austeridad de lenguaje, todo sucede en el aquí y el ahora. Es un cuento que entiende que, básicamente, trabajamos con la lengua”, comentó Cristoff.

Del segundo premio, la autora de Derroche, su última novela, dijo que tiene un estilo contrapuesto al del ganador, con una lengua más barroca y exuberante, y en un escenario patagónico. “Trabaja muy bien la prosa, que es contundente, rica, atractiva, de buen ritmo, y tiene una gran sutileza para contar la identidad sexual de este chico que se adivina adolescente. Es muy difícil narrar el amor y su atracción, y este cuento lo hace realmente muy bien”
.
“En el cuento ganador, como en la buena literatura –aportó Castagnet-, la vida sucede sin permiso. Es fácil imaginarlo, es imposible no imaginarlo, desde que leemos la primera línea: un caballo irrumpe en una casa. Caballo se puede oler, se puede escuchar, incluso se puede saborear; mientras nos enfrenta con humor y maravilla con aquello que nos paraliza, el cuento obliga a la protagonista, y a los lectores, a levantarse de la cama. Como una chispa que da lugar a un gran incendio, Florencia Suberbié Calvo escribió un relato
magnífico donde todo, sea grande o pequeño, externo o interno, absolutamente todo se pone en movimiento”.

La ganadora dijo que con este cuento, de principios de 2022, ocurrió algo distinto. “Siempre empiezo con una idea de la que no suele quedar nada al terminar el cuento, pero este lo escribí de principio a fin. Hubo correcciones en un taller, pero la estructura no tuvo cambios. Muy feliz, me había anotado otras veces, pero esta vez se me dio”, sostuvo la arquitecta (32), de Carlos Casares y vecina de la Ciudad de Buenos Aires.

Para Gaviña, este premio es un gran estímulo para seguir escribiendo. “Es la reafirmación de un camino, un golpecito en la espalda, un vamos bien, relajá”, dijo el autor (22), de El Calafate, Santa Cruz, y vecino de San Isidro desde hace unos años.

Jaureguiberry también agradeció al prejurado, de una veintena de miembros, y al jurado, que se sumó a la lista de notables escritores y escritoras que desempeñaron el mismo rol en otros años, como Gabriela Cabezón Cámara, María Moreno, Juan Forn, Abelardo Castillo, Liliana Heker, Selva Almada, Dolores Reyes, Mariana Enríquez y Martín Kohan, entre otros.

“Todos estos escritores y escritoras –concluyó Jaureguiberry- recuerdan la importancia central de este tipo de premios en el inicio de sus carreras, en la construcción de sus lectores y en la propia convicción de ser y sentirse un escritor digno de ser leído”.

+ Los otros finalistas del concurso, coordinado por la escritora Camila Fabbri, fueron El sonido de las cosas que se rompen (María Guadalupe Ispani), Un mundo hermoso (Cecilia Alemano), Tocata y fuga para un niño y un cuis (Cristina S. Merelli), Corte programado (Nicolás Schvartzman), La blanca y el olvido (Mario Doldan), Monopatín (Manuel Eiras), La hora de la quema (Giuliana Servidio) y Lata de sardinas (María Paz Rotoni).

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