Las patologías ginecológicas y mamarias más frecuentes en la Argentina: cómo prevenirlas y cuáles son los errores más comunes 

Desde afecciones benignas hasta tumores de mama o cuello de útero, hay una serie de enfermedades que aumentan su prevalencia de acuerdo a factores como la edad y los segmentos socioeconómicos. Los expertos advierten que subestimar las pautas de cuidado y control eleva los riesgos innecesariamente. Sus recomendaciones. 

Desde hace más de tres décadas, cada 28 de mayo se conmemora el Día Internacional de la Salud de las Mujeres, con el objetivo de garantizar el derecho de todas a gozar de un cuidado integral a lo largo de toda la vida. La iniciativa instaurada en 1987 pretende abordar las múltiples causas de enfermedad y muerte en la población femenina y promover los mecanismos necesarios para su tratamiento y prevención.

Ahora bien, para cumplir con estas metas hay una necesidad primaria: identificar cuáles son las patologías que más frecuentemente afectan a las mujeres en la Argentina para impulsar las campañas sanitarias correspondientes. Allí aparece un­ primer patrón a tener en cuenta: el reloj biológico.

“Las patologías mamarias benignas son las más frecuentes a cualquier edad, pero su prevalencia varía según la etapa de la vida de la mujer. En adolescentes y adultas jóvenes, las más comunes son los nódulos benignos (comúnmente, fibroadenomas) y el motivo más frecuente de consulta suele ser el dolor mamario (mastalgia), como expresión de la respuesta de la glándula mamaria a las fluctuaciones hormonales fisiológicas. Durante la lactancia, la patología más habitual es la mastitis puerperal, que es la infección de la glándula mamaria”, explica la doctora Sabrina Barchuk (MN 126304), que es miembro de la Sociedad Argentina de Mastología.

A partir de los 40 años y en la postmenopausia, se incrementa el riesgo de enfermar de cáncer de mama, la patología oncológica más frecuente en la mujer y la principal causa de muerte por cualquier tipo de tumor. Según datos del Ministerio de Salud, cada año se detectan en la Argentina más de 22 mil casos y provoca cerca de 5.500 fallecimientos. “Hay distintos factores genéticos, familiares y ambientales que modifican ese riesgo basal propio de cada mujer y que se incrementa con el paso de los años. La incidencia del cáncer de mama aumenta, pero tenemos herramientas para la detección precoz y tratamientos efectivos que, administrados en forma oportuna, permiten salvar vidas, explica la experta que es médica de planta de la sección Mastología del Hospital Fernández.

El impacto del factor socioeconómico

Al analizar la prevalencia de las patologías más frecuentes en la Argentina, también entra en juego el segmento socioeconómico estudiado. “En grupos de ingresos medios y altos, el cáncer de mama resulta prevalente. Si bien ha aumentado el número de casos detectados, al momento de ser diagnosticado éstos resultan en su mayoría menos avanzados que años atrás y por ende su porcentaje de curación es mucho más alto”, afirma el ginecólogo Rodolfo Righetti (MN 66415), coordinador de Ginecología de Swiss Medical.

En los sectores de menores ingresos, hay una mayor prevalencia de las infecciones de transmisión sexual y el cáncer de cuello de útero, ambas patologías malignas que resultan de alto riesgo”, agrega y advierte que es necesario que se preste una mayor atención a los tumores cérvicouterinos, “que en nuestro país resultan una enfermedad endémica”. Las últimas estadísticas oficiales de la Argentina son de 2020 e indican que se detectan cada año cerca de 4.600 nuevos casos, lo que representa casi el 7% de todas las patologías oncológicas diagnosticadas en las mujeres. Es el tercero en incidencia detrás del de mama y el colorrectal.

El especialista apunta además que los sangrados vaginales anormales y bultos encontrados en las mamas durante el autoexamen deberían propiciar consultas inmediatas. “Vale aclarar que nos referimos a consultas ambulatorias al médico de cabecera y no a consultas de guardia”, detalla.

Controlar para detectar a tiempo, la clave

Ante este escenario, ambos especialistas coinciden en que la clave para el cuidado de la salud de la mujer es el desarrollo de los controles de rutina, para diagnosticar antes y así tener mejores perspectivas en los tratamientos. Sin lugar a dudas la consulta anual ginecológica debería ser la acción a propiciar en cualquier programa de prevención de enfermedades ginecológicas, ya que resulta el pilar principal tanto de la prevención como de la detección temprana de patologías prevalentes”, sostiene el doctor Righetti.

Un claro ejemplo de esto es el cáncer de ovarios, ya que no hay una forma de evitarlo y su diagnóstico depende exclusivamente de la consulta regular ginecológica y el correspondiente examen físico. “Cuando se lo detecta en etapas avanzadas, esto obedece mayormente a la falta de consultas regulares”, afirma. En la Argentina, se registran oficialmente cerca de 2.100 casos nuevos por año y es la sexta causa de muerte por tumores entre las mujeres.

En cuanto a las políticas sanitarias, la doctora Barchuk plantea que “el mayor desafío es la implementación a nivel poblacional de estrategias de diagnóstico precoz de enfermedades prevalentes,  que han demostrado un impacto en la reducción de mortalidad y mejoras en la calidad de vida. A esto se debe sumar el acceso oportuno a los tratamientos efectivos”. Puntualiza en la necesidad del desarrollo de programas organizados de detección precoz con mamografía que apunten específicamente al cáncer de mama. Vale recordar que la recomendación de la Sociedad Argentina de Mastología, en consenso con otras sociedades científicas, es realizar este estudio en forma anual a partir de los 40 años en mujeres de riesgo promedio (es decir, aquellas que no tienen antecedentes familiares ni otras condiciones que aumenten el riesgo).

El camino de una vida saludable y los errores más comunes

Una medida central de prevención es la adopción de rutinas saludables, ya que tienen una incidencia directa en la reducción de riesgos. “Esto implica realizar actividad física regular, mantener un peso corporal saludable y una dieta equilibrada, reducir el consumo de alcohol y no fumar. Es fundamental que los hábitos saludables se establezcan desde la infancia ya que esto impacta y condiciona desde el punto de vista biológico y molecular lo que ocurra luego en la edad adulta”, explica la doctora Barchuk.

Aunque estas pautas de cuidado suelen repetirse en distintas campañas sanitarias, un error muy frecuente es minimizar su importancia, lo que trae aparejado mayores riesgos. El control del peso corporal es sin duda la pauta de prevención más subestimada entre los pacientes que habitualmente concurren a los consultorios, así como la obesidad, considerada hoy en todo el mundo una epidemia. Claramente el control de esta situación redundaría en un impacto positivo tanto en la calidad como en la expectativa de vida”, suma el doctor Righetti.

En el caso del cáncer de mama, suma Barchuk, “muchas veces las pacientes subestiman el riesgo de enfermar cuando no tienen antecedentes en la familia. Sin embargo, hay que tener en cuenta que entre el 70-75% de los casos son esporádicos y se desarrollan en mujeres que no tienen antecedentes familiares”.

En ese sentido, el autoexamen mamario es una estrategia útil para el conocimiento del propio cuerpo y para que la mujer esté atenta a cambios percibidos. “La autopalpación de bultos, la presencia de retracciones, hundimientos o cambios de coloración de la piel de la mama y la secreción espontanea de líquido por el pezón, son los síntomas más frecuentes que deben motivar la consulta inmediata con el especialista. Pero es fundamental recordar que la única herramienta que ha demostrado reducir la mortalidad por cáncer de mama es el uso poblacional de la mamografía”, agrega la especialista.

En el marco de un nuevo Día Internacional de la Salud de las Mujeres, el camino para mejorar los estándares de detección y tratamiento demanda un abordaje integral y el compromiso de todos. El mayor desafío que hoy enfrentamos es propiciar hábitos de vida saludable y para que esto se logre, es necesario que tanto los profesionales de la salud como las pacientes hagamos cada uno su parte. Nosotros, haciendo hincapié en ello durante las consultas regulares a lo largo de la vida. Y cada mujer, comprometiéndose a incorporar y sostener en el tiempo estas pautas de autocuidado”, concluye el doctor Righetti.

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