Tomar antiácidos con regularidad puede reducir los niveles de magnesio en el organismo

Tomar medicamentos para combatir la acidez, la gastritis o el reflujo gastroesofágico durante seis meses o más puede disminuir los niveles de magnesio del organismo, por lo que las principales autoridades sanitarias de Argentina, Estados Unidos y Europa recomendaron chequeos periódicos y eventualmente la suplementación con sales de ese mineral.

“La acidez estomacal, la inflamación gástrica y el reflujo gastroesofágico suelen presentarse con cierta cronicidad en adultos, lo que hace que se recurra a medicamentos muy efectivos y seguros como los ‘inhibidores de la bomba de protones’ o familia de los ‘prazoles’ (omeprazol, pantoprazol, lanzoprazol, rabeprazol y esomeprazol), que pueden disminuir los niveles de magnesio”, explicó a Télam Jorge Franchella, director del Centro de Investigaciones del Magnesio en la Salud (CIMS).

El cardiólogo y deportólogo afirmó que “la solución está sin lugar a dudas en el monitoreo de esos pacientes, y en aquellos casos en que haya disminución, el médico tratante evaluará la indicación de suplementación con sales de magnesio”.

“No resulta útil medir el magnesio en sangre porque también se lo debe encontrar en cantidades óptimas dentro de las células, por lo que se puede evaluar mediante encuestas nutricionales que nos orienten sobre los alimentos ingeridos y la cantidad de magnesio incorporado”, detalló y agregó que lo recomendable es consumir alrededor de 350 miligramos de ese mineral al día.

El magnesio interviene en el funcionamiento de más de 325 enzimas del organismo, incluyendo la transmisión neuromuscular, la actividad muscular, la mineralización ósea y la función de diversas hormonas. Su deficiencia suele estar acompañada también por una falta de calcio (hipocalcemia) y de potasio (hipokalemia).

Se trata de un nutriente de estructura similar a la del calcio cuya regulación interna es realizada por el riñón, y puede incorporarse al organismo a través de alimentos como vegetales, cereales, legumbres, ciertas carnes, cacao y mariscos.

“Se trata de un mineral cuya carencia suele ser habitual, ya que se lo encuentra en alimentos que no son de ingesta tan frecuente, por lo que si se suman factores que disminuyan su absorción, la solución es la suplementación específica”, enfatizó Franchella.

El experto y también director del Programa de Actividad Física por la Salud y el Deporte del Hospital de Clínicas (UBA), refirió que el déficit de magnesio tiene múltiples formas clínicas y que puede estar “enmascarado” por signos inespecíficos o bien aparecer “de forma súbita y manifiesta”.

“Entre los signos y síntomas con que puede manifestarse un déficit de magnesio se encuentran los vinculados al sistema nervioso central, como apatía, desorientación, confusión, alucinaciones, delirio o estupor; la disminución de la tolerancia a sonidos habituales o hiperacusia, y síntomas cerebelosos, como descoordinación en el movimiento de partes del cuerpo (ataxia), vértigo y movimiento involuntario de los ojos”, remarcó.

La falta de ese mineral “también puede afectar al aparato cardiovascular, generando arritmias ventriculares o auriculares, taquicardia, hipertensión arterial y muerte súbita; al sistema neuromuscular, generando temblores, convulsiones, debilidad muscular, rigidez, contracción involuntaria e hiper reacciones involuntarias; o alterar funciones metabólicas, ocasionando descenso en los niveles de calcio o de potasio e inflamación de la membrana sinovial por depósito de cristales de sal de calcio en el interior del cartílago articular”, agregó.

“Esto no significa que no se deba indicar o que se sugiera suspender la administración de antiácidos en aquellas personas que por sus condiciones de salud realmente los necesiten, sino que el médico tratante debería solicitar chequeos de sus niveles de magnesio regularmente”, aclaró Franchella.

Y completó: “Diversos estudios evidenciaron los beneficios de ese mineral a la hora de disminuir el estrés, evitar contracturas y aportar la dosis diaria de energía, por lo que su adecuado consumo es fundamental”.

Las principales autoridades sanitarias mundiales advirtieron que la ingesta de magnesio cayó considerablemente en los últimos 50 años en países industrializados, debido a refinamientos y otros procedimientos realizados en los alimentos.

Simultáneamente, se observó un descenso en el consumo de frutas y verduras y un incremento de ácidos grasos, azúcares y calcio, cambios alimentarios que significaron una reducción en la ingesta de magnesio, un mineral esencial que se consume en muchos países en una dosis inferior a la recomendada.

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