Reflexión para la democracia

Por Monseñor Oscar Ojea (*)

El 25 de octubre tenemos las elecciones nacionales; presidentes, gobernadores, diputados nacionales, diputados provinciales, intendentes.

Nosotros que hemos vivido muchos años en nuestro país, apreciamos y valoramos lo que es vivir la democracia.

Costó muchísimo en nuestro país llegar a la democracia, llegar al respeto por el voto emitido por cada ciudadano y de esta manera elegir a nuestros representantes.

Por eso, la democracia es un tesoro que tenemos que conservar, que tenemos que cuidar y que tenemos que acrecentar, que alimentar como dice el último documento de los Obispos.

Tenemos que cuidar esta democracia, que lleva relativamente pocos años en nuestro país, por eso en el ejercicio del voto es importantísima la conciencia delante de Dios y delante del propio pueblo.

Voy a elegir a aquel ciudadano para desempeñar este cargo electivo concreto de servicio al Bien Común y voy a hacerlo a conciencia de allí que el voto requiera una reflexión seria y al mismo tiempo las condiciones externas para poder desarrollarse en paz, en libertad.

Vamos a pedirle al Señor que el 25 sea una jornada de paz, una jornada constructiva para la democracia.

Por otra parte quiero también encomendar especialmente a aquellos que el domingo van a tener que sacrificar su día para que otros puedan elegir y elegir bien; a los presidentes de mesa, a los fiscales, a los que integren las mesas para hacer accesible los comicios a cada ciudadano. A ellos les agradecemos de corazón porque muchas veces no consideremos este sacrificio de muchos hermanos nuestros, ese sacrificio cívico que hace posible que nosotros podamos ejercer nuestro derecho.

Ponemos entonces delante del Señor y de la Virgen este día histórico para nosotros por el cambio de Gobierno y le pedimos al Señor que ilumine a nuestros nuevos representantes para que puedan trabajar por el Bien Común; para que puedan atender especialmente a nuestros hermanos más pobres y para que puedan ser hombres que sepan escuchar, dialogar, consensuar para poder hacer crecer a nuestro país.

¡Qué Dios los bendiga!

(*) Obispo de la Diócesis de San Isidro.

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