La importancia del vínculo entre el bebé y su entorno

Al nacer, los bebés se encuentran bajo la total dependencia de sus cuidadores. Por ello, la atención y protección que reciban, será primordial para favorecer su desarrollo físico y cognitivo.

*Asesoró Lic. Claudia F. Carissimo (MN. 41102), psicóloga perinatal en Neonatología de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina.

Durante los primeros meses de vida, los bebés necesitan que los adultos atiendan y protejan sus necesidades básicas para poder completar con éxito sus funciones psicocognitivas de adaptación al medio. Este proceso madurativo recibe el nombre de exogestación y suele extenderse desde el nacimiento hasta que el pequeño pueda dominar sus espacios más cercanos, lo que suele ocurrir entre los 6 y 10 meses de edad.

Estas experiencias tempranas tienen gran influencia sobre el cerebro, a través de la denominada plasticidad neuronal, que permite la adaptación al medio externo. Si bien este proceso dura gran parte de la vida, es fundamental en los primeros dos años.

¿Qué ocurre durante la exogestación?

Durante este periodo, a nivel neurológico, el niño desarrolla su motricidad, la interacción social y emocional, mientras que el sistema nervioso central se prepara y adecua para mejorar la visión, la audición, la motricidad fina y gruesa, el aprendizaje por ensayo y error, el equilibrio y la estabilidad.

Por otro lado, las características del contacto afectivo sientan las bases de las respuestas individuales empáticas (capacidad de percibir lo que siente otra persona). Además, se fortalece el apego seguro, que es la intensa necesidad de cercanía que requerimos las personas para poder regular nuestras necesidades biológicas y emocionales. Esto ayuda a que padres e hijos aprendan a comunicarse con más fluidez y versatilidad.

La importancia del vínculo

Durante el cuidado íntimo y cercano, la madre se ve inmersa en un período de intensas demandas, tales como la lactancia exclusiva o mixta y el cuidado de su hijo/a, que la ocuparán la mayor parte del día. En esta etapa, se debe tener en cuenta que ella atraviesa adaptaciones tanto físicas como psicohormonales, por lo que es de gran importancia que pueda también contar con otra persona que aliviane y contenga la situación.

Esta figura de sostén que acompaña a la díada madre-hijo, puede ser la pareja, un familiar o una persona del entorno designada con anterioridad. Su tarea es cuidar el entorno para que la relación entre ambos sea la adecuada en un contexto favorecedor, mediante el apoyo emocional e instrumental que requiere la dinámica de la crianza. Cuanto más segura se sienta una madre, mejor podrá desplegar sus habilidades amorosas y confiar en sus propias decisiones.

El lugar de la pareja

Las madres necesitan del apoyo, sostén y compañía de sus parejas a la hora del nacimiento y durante la exogestación, asumiendo conjuntamente las tareas en el cuidado del bebé. Sin embargo, por lo general, este aspecto no es tan tenido en cuenta, por lo que las parejas deben volver a las tareas laborales a los pocos días o en forma demasiado precoz.

En la actualidad, algunas corrientes de cambio consideran las propias necesidades de los padres o parejas a la hora de tener un hijo y mediante la extensión de licencias por nacimiento permiten ajustarse no solo psicológica sino familiarmente a esta nueva fase en sus vidas.

“Slow parenting”

El slow parenting, o crianza de la simplicidad, es una nueva modalidad de crianza, que pone énfasis en considerar y respetar los tiempos adecuados para cada proceso, destacando la importancia de valorar la calidad de cada etapa por sobre su duración. También propone el fortalecimiento del vínculo con los cuidadores primarios del bebé, entendiendo que es fundamental para la constitución subjetiva infantil.

El acompañamiento durante una hospitalización

En el caso de hospitalizaciones, es importante que la pareja (o algún familiar que ejerza la función parental) esté presente acompañando los cuidados del bebé en la unidad neonatal, ya que incluso el prematuro extremo está ávido de contacto.

Este es un ámbito que de por sí genera una grado alto de ansiedad y preocupación, que podría trasladarse al pequeño. La necesidad de compañía es innata en nuestra especie y mientras un bebé lucha por su vida es fundamental, y también un derecho, que esté acompañado por su familia todo el tiempo.

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