El Papa fustigó las residencias de la tercera edad «donde los ancianos viven olvidados o maltratados» y en las que se practica la «eutanasia escondida», al hablar ante más de 10.000 adultos mayores reunidos en Plaza de San Pedro.
Entre los presentes hubo 70 argentinos, incluyendo dos mujeres de la porteña Villa 15 de Ciudad Oculta, invitadas especialmente por Jorge Bergoglio.
Durante la I Jornada Internacional dedicada a la Tercera Edad que organiza el Pontificio Consejo de la Familia, Francisco arremetió contra «la venenosa cultura del descarte» que pone en el centro al «dios dinero» y lamentó la realidad «del abandono de los ancianos», que comparó con la «eutanasia escondida», según consigna Europa Press.
Las residencias para adultos mayores, afirmó, tienen que ser «pulmones de humanidad» y «santuarios», no «prisiones» de ancianos «olvidados».
Francisco cuestionó que «se descartan los niños, los jóvenes porque no tienen trabajo, y se descartan los ancianos con el pretexto de mantener un sistema económico equilibrado cuyo centro es el dios dinero».
«Estamos todos llamados a contrastar esta venenosa cultura del descarte, los cristianos con todos los hombres de buena voluntad a construir una sociedad más humana, paciente e inclusiva», convocó.
Bergoglio abrazó con cariño a Benedicto XVI, al final de la primera parte del encuentro en el que participaron adultos mayores de todas las partes del mundo, incluido dos mujeres y un diácono de la Villa 15 de Ciudad Oculta.
«Le voy a pedir bendiciones para mi familia y el barrio y por la salud de los mayores, para que sean mejor tratados», dijo Celia, de 65 años, antes de tomar el avión a Roma.
La mujer, que es catequista y oriunda de Santiago del Estero, contó que conoce a Bergoglio desde hace «muchos años, porque siempre dio la confirmación en el barrio”.
“Estoy nerviosa y contenta, no veo la hora de irme. Es la primera vez que voy a viajar en avión», agregó.
La otra invitada, Eulalia, tiene 68 años, es paraguaya y contó que tuvo que ir al médico para combatir los nervios que la invaden desde que se enteró del viaje: «Creo que nos invitaron porque reconocen el trabajo que hacemos desde hace años con los mayores”, dijo.
El otro invitado del papa es Pedro, de 64 años, quien se autoproclamó el «primer diácono villero de la Argentina».
“Yo conozco mucho a Jorge (Begoglio) porque fue él quien me ordenó. Estoy muy feliz, nunca me imaginé nada de ésto», dijo conmovido.
El Papa advirtió de que «un pueblo que no custodia a los abuelos, es un pueblo sin futuro porque pierde la memoria y arranca sus propias raíces» y llamó a «construir con paciencia una sociedad más inclusiva», que mida su paso en estas personas.