¿Qué pasa con los pacientes EPOC post COVID-19?

La EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) es una enfermedad muy prevalente y ligada al tabaquismo. Esta patología, que llegó a ser según la OMS y antes de la pandemia la 3era causa de muerte a nivel mundial, la padecen cerca de 6 millones de argentinos (prevalencia de 14,5%), con la dificultad agregada que implica que 7 de cada 10 enfermos no saben que la tienen.

En este contexto de alta prevalencia y subdiagnóstico, se presenta la pandemia por COVID-19, un virus que genera frecuentemente compromiso del sistema respiratorio. Este escenario produjo preocupación especial por las personas que padecen enfermedades respiratorias crónicas, entendiendo esta circunstancia como predisponente para una peor evolución.

Desde el 3 de marzo, con el primer caso en Argentina, hasta la actualidad hemos generado experiencia y fortalecido algunos conceptos al respecto. Como se ha mencionado, el tabaquismo es la causa principal de la EPOC, y se han publicado trabajos que observan el incremento de la susceptibilidad a infectarse de COVID-19, relación fundamentada a partir del aumento de receptores específicos que utiliza el virus para ingresar a las células del organismo.

Pero independientemente del tabaquismo, la EPOC puede incrementar el riesgo de mala evolución en aquellos casos que requieren internación. Produciendo aumentos de 1,2 o hasta 3 veces la mortalidad en casos graves, a partir de un estudio publicado en la revista New England Journal of Medicine por Mehra MR, que analizó una cohorte de 8910 pacientes internados en 169 Hospitales de 11 países de Asia, Europa y Norteamérica.

En Argentina, en el análisis de los primeros 117 mil casos positivos para SARSCoV-2, los pacientes con EPOC representaron solo el 2% del total. Por supuesto que al analizar los infectados mayores de 60 años -edad con mayor prevalencia de EPOC- este valor ascendió al 8,6%. Y cuando se analizaron los fallecidos, la EPOC se encontraba en el 11,6% de los casos. Es importante hacer notar que los pacientes con enfermedades respiratorias crónicas suelen adherir más a las medidas de prevención y distanciamiento.

Los pacientes con EPOC pueden tener una evolución más grave cuando desarrolla COVID-19, pero no necesariamente un riesgo aumentado de infectarse. Además, el hábito de fumar puede favorecer las chances de infectarse, por lo que es un buen momento para comprometerse con el objetivo de dejarlo.

¿Qué pasa post COVID-19?
Con el tiempo transcurrido y millones de casos a nivel global se plantean también nuevos escenarios, la mayoría de los pacientes se han recuperado de la infección por coronavirus, y el número de personas en la etapa llamada “post COVID-19” va aumentando. Se trata del periodo donde la enfermedad aguda ocasionada por el virus ya fue superada, pero persisten síntomas como cansancio o fatiga por periodos prolongados de semanas a meses.

De manera práctica una guía británica traduce la experiencia acumulada en los tiempos de recuperación y extrapola lo aprendido de coronavirus anteriores. La velocidad de mejora depende de la gravedad de la enfermedad, la comorbilidad y la fragilidad del paciente.

4 semanas: los dolores musculares, el dolor de pecho y la producción de expectoración deberían haber reducido sustancialmente (la producción significativa de esputo es menos común en COVID-19)
6 semanas: la tos y la dificultad para respirar deberían haberse reducido sustancialmente.
3 meses: la mayoría de los síntomas deberían haberse resuelto, pero es posible que aún haya fatiga.
6 meses: los síntomas deberían haberse resuelto por completo a menos que el paciente haya tenido una estancia complicada en la terapia intensiva, en cuyo caso la movilidad y / o dificultades respiratorias pueden ser más prolongadas.
Algunos expertos opinan que las secuelas del COVID-19 no se originan por tener EPOC, tampoco está demostrado aún si el COVID-19 empeora la EPOC pero, como hemos mencionado, sí hace que estos pacientes presenten limitaciones y que se encuentren en una situación peor.

En el caso de los pacientes con EPOC que sufren COVID-19, no existe evidencia suficiente aún como para estandarizar la forma de realizar el seguimiento. Queda clara la necesidad de controles médicos a mediano y largo plazo. Podemos estimar un esquema razonable incluye una consulta dentro de las primeras semanas y al mes, otra a los 3, luego a los 6 meses y nuevamente al año, con la valoración de los exámenes funcionales respiratorios y eventualmente las imágenes.

Entendiendo que se trata de una enfermedad multisistémica, es decir que puede afectar a todo el organismo, con foco principal en las vías respiratorias y es sistema cardiovascular, se impone un abordaje interdisciplinario y global del paciente.

¿Por qué preocupan los pacientes con EPOC que no padecieron COVID-19?
También tenemos especial preocupación por los efectos del COVID-19 en aquellos que NO han sufrido la infección, se trata de aquellas personas con EPOC que suspenden su tratamiento habitual por miedo a consultar, o interrumpieron su rutina de actividad física o programas de rehabilitación que debieron ser suspendidos en los momentos de mayor circulación viral o que incluso han vuelto a fumar en el escenario de ansiedad y angustia que la pandemia ha generado.

Todas estas consideraciones se derivan de diversos análisis que atañen a todos los pacientes que sufrieron coronavirus. Pero puntualmente con los pacientes con EPOC debemos insistir en realizar los controles con su neumonólogo para establecer un plan de seguimiento. La recuperación incluye el momento oportuno para realizar rehabilitación pulmonar, actividad física programada y sistemática, continuar y ajustar el tratamiento habitual inhalado, así como la cesación de tabaquismo en aquellos que aún continúan fumando.

Desde la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria se realizaron, a comienzos de la pandemia, recomendaciones generales para todos los pacientes con EPOC. Pero debemos tener en consideración que los cuidados de distanciamiento social y dificultades en el acceso a las consultas, no deben contraponerse con los controles médicos mínimos y con la continuidad del tratamiento farmacológico y no farmacológico (como lo es la actividad física y la rehabilitación, los hábitos saludables y nuevamente la cesación de tabaquismo).

Estamos en un momento de disminución de casos en nuestro país y varias de las vacunas se encuentran en fases avanzadas por lo que debemos continuar con los esfuerzos para cuidarnos en un marco con mejores perspectivas a mediano y largo plazo.

Asesoraron: Dres. Marcos Hernández (MN 117869) y Walter Mattarucco (MN 80161), Coordinadores de la Sección Inmunología y Enfermedades Obstructivas de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.

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