Estrés y dolor de espalda: las causas y cómo evitarlo

El estrés es uno de los factores que aumenta el riesgo de padecer dolor de espalda, pero se pueden tomar medidas para evitarlo y controlarlo.

El estrés aumenta el riesgo de padecer dolor de espalda principalmente porque facilita la aparición de contracturas musculares, pero además porque disminuye el umbral del dolor y suele ir acompañado de una actitud negativa ante ese dolor, según detalla el doctor Francisco M. Kovacs, médico generalista, director de la Red Española de Investigadores en Dolencias de Espalda (REIDE).

Asimismo, asegura que “lo ideal en esto casos es resolver la situación que provoca el estrés, pero también se pueden contrarrestar sus efectos realizando alguna actividad y siguiendo las normas de higiene postural”.

Aunque los estudios realizados para medir este efecto han tenido resultados contradictorios, se acepta que el estrés altera el estado de los nervios que controlan el funcionamiento de los músculos, por lo cual facilitando su contractura. En esa situación, la contractura muscular puede aparecer ante esfuerzos musculares muy pequeños, o incluso espontáneamente, y desencadenar episodios dolorosos.

El estrés también podría interferir en la coordinacion de los distinto s grupos musculaturas que participan en el funcionamiento de la espalda. En condiciones normales, los abdominales y la musculatura paravertebral se coordinan entre sí para mantener una postura o conservar el equilibrio durante el movimiento. Esta coordinación depende de reflejos nerviosos.

El estrés podría afectar a la coordinación de estos reflejos y provocar que la musculatura se contrayera inadecuadamente o a destiempo, lo que facilitaría su contractura.

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