Equilibrio: Obras públicas y tasas municipales

Opinión por Gastón D´Aquino – Pre Candidato a Intendente – San Fernando

En mis habituales recorridas y charlas con los vecinos de San Fernando, esta semana me junté a tomar unos mates con Walter, vecino de Victoria, quien me dijo: “Durante muchos años en San Fernando se hizo poco y nada… ahora se ve que están haciendo obras… lástima que nos hayan subido tanto los impuestos que ya no se pueden pagar ”

Estoy absolutamente de acuerdo con Walter y me pregunto: Puede ser que siempre tengamos que pasar de un extremo al otro? Voy a tratar de explicarlo con una metáfora.

Supongamos que vivimos en un edificio y que durante años pagamos nuestras expensas y el administrador del consorcio no hace ningún mantenimiento, ni ninguna mejora al edificio, por lo que inexorablemente se está deteriorando y viniendo abajo. Entonces, cambiamos al administrador (el que gobernó San Fernando por 16 años) y el nuevo administrador (el gobierno actual de San Fernando), nos sube las expensas todos los meses y quiere hacer todas las obras de golpe, sin planificación, y nos pinta el edificio varias veces, lo llena de palmeras para que parezca lindo de afuera, encara todos los arreglos estructurales juntos y como para eso necesita plata, nos quintuplica las expensas a pesar de que los vecinos que viven en el edificio no están de acuerdo y no tienen posibilidad de protestar porque el administrador no los escucha y las reuniones de consorcio son cada 4 años … Muchos vecinos, no pueden vivir más en el edificio porque no pueden pagar sus expensa y se tienen que mudar …

Eso es San Fernando hoy. Pasamos de un extremo al otro. De más de diez años de desidia e inoperancia al extremo de querer hacer todo de golpe, sin importar los costos, sin importar que la gente no pueda pagar el aumento desmesurado del ABL. En definitiva sin importarle la gente, que es lo que más importa y lo que más le tiene que importar a un intendente.

Todos queremos vivir en una ciudad más linda, pero no a cualquier costo. Y eso es lo que pasa hoy. El “edificio” es decir la ciudad está por encima de la gente y no importa lo que sufra, no importa que se tenga que mudar, no importan sus necesidades y sus privaciones. Lo  único que importa es que la ciudad parezca o luzca “renovada”. Renovada a cualquier costo, caiga quien caiga.

Cuando sea intendente me comprometo a bajar las tasas municipales reales (les aseguro que se puede), reduciendo el gasto público en obras que no son necesarias  (pintar los cordones todo el tiempo, colocar palmeras en cualquier lado, poner luces de más en cualquier lugar) ni tan urgentes que no puedan hacerse con otros ritmos. Y me comprometo a priorizar las áreas hoy postergadas como salud, educación, planificación urbana y fundamentalmente desarrollo y contención social.

En definitiva, como en muchos órdenes de la vida, lo que tendría que primar es el sentido común, debería primar el EQUILIBRIO. Ni tan poco ni tanto. Sobre todo,tanto maquillaje.

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